lunes, 14 de diciembre de 2009

QUE VER EN A CORUÑA

Este es un pequeño extracto que encontré en un periódico sobre todo lo que hay que ver al llegar a la ciudad:

"La Torre de Hércules representa su monumento más representativo. Construida en el siglo II d.C., es el único faro romano del mundo que todavía sigue en funcionamiento. Cuenta la leyenda que el semidiós griego cortó la cabeza de Gerión para apoderarse de sus rebaños de toros y la enterró bajo los cimientos de la Torre. Las conchas son vieiras, símbolo de una gastronomía de lujo basada en productos del mar. Y el azur, en terminología heráldica, es ese océano omnipresente en el que la ciudad se recrea.

Al contrario de otras ciudades mediterráneas como Barcelona o Valencia, A Coruña siempre ha vivido asomada al mar. La imagen de las blancas Galerías acristaladas de La Marina, otro de los símbolos coruñeses, resume el ansia coruñesa de beber con los ojos las aguas oceánicas. Para poder disfrutar de las vistas del puerto y no sufrir las inclemencias de las frecuentes lluvias, sus habitantes idearon estas balconadas corridas que reflejan el sol y las barcas de pescas de colores que en la actualidad se mezclan con los yates del puerto deportivo.


Los Cantones (el Cantón Grande, el Cantón Pequeño), son el centro neurálgico de la ciudad. Además de albergar las sedes de algunas de las principales instituciones financieras, son también lugar de esparcimiento. Los soportales bajo los que se resguardan los transeúntes en los días húmedos albergan tiendas, pastelerías, heladerías y cafeterías. En cuanto sale el sol, los coruñeses se esparcen por las zonas arboladas y los Jardines de Méndez Núñez disfrutando de la vista del mar que se extiende enfrente.







El Paseo Marítimo, de trece kilómetros, es uno de los mayores de Europa, y bordea la península sobre la que se asienta la ciudad. A lo largo de su recorrido se elevan edificios y monumentos que ya forman parte del acerbo cultural de A Coruña. Uno de ellos, el Museo del Hombre, conocido como Domus, fue el primer museo interactivo monográfico sobre el cuerpo humano. Su sobrio edificio de líneas puras fue diseñado por el japonés Arata Isozaki. A lo largo de esta cornisa también se encuentran la Casa de los Peces, un Acuario de fauna atlántica, el Fuerte de San Antón, antiguo lazareto y fortaleza transformado en Museo Arqueológico, amén de un buen número de esculturas, como el soldado romano de Botero.

Se ha puesto en marcha un tranvía de madera que, traqueteando, recorre lentamente el paseo; una experiencia particularmente excitante para los más pequeños. Se recomienda comenzar en la Playa de Riazor, una impoluta playa urbana de arenas doradas donde el blanco rizo de las olas viene a morir. En su extremo se levanta el Estadio de Riazor, catedral del fútbol gallego. La del Orzán es la continuación natural de la de Riazor, y más allá aún se encuentra la del Matadero. En verano suelen estar repletas de bañistas, aunque pocos son los que osan sumergirse en las frías aguas del Atlántico.

Y tras un paseo por la costa, un paseo por la historia. María Pita fue una heroína popular del siglo XVI que combatió contra los piratas de Drake, el corsario inglés. Éste, al no poder conquistar la ciudad por tierra, la destruyó desde el mar. No hay coruñés que no aprecie la elegante plaza que lleva el nombre de la heroína, lugar de reunión y paso que exhibe un precioso Ayuntamiento modernista. Desde aquí se accede a la ciudad vieja. Calles empinadas y edificios de piedra dorada se entremezclan con plazuelas de venerables árboles. Aparte de un buen número de iglesias de estilo románico, destacan la Capitanía General (antigua Real Audiencia) y el jardín de San Carlos, protegido por los cañones de la antigua fortaleza y una densa arboleda.

La blanca tumba de sir John Moore, un general inglés que ayudó a combatir las tropas napoleónicas, se destaca contra el mar. Adosado al jardín, se encuentra el Archivo del Reino de Galicia. En estos archivos se encuentran documentos de incalculable valor, ya que A Coruña ha sido testigo de un buen número de momentos históricos. Aquí embarcó el rey Carlos I para ser coronado Emperador de Alemania. La Armada Invencible partió de aquí sin saber que resultaría derrotada en el canal de la Mancha (lo que dio pie al ataque del corsario Drake, al servicio de la reina de Inglaterra). A Coruña también ha cobijado a artistas de la talla de Rosalía de Castro o Picasso, quien pasó aquí parte de su infancia. La Escuela de Artes y Oficios fue uno de los primeros lugares donde cogió el pincel.

“Santiago reza, Vigo trabaja y A Coruña se divierte”, enuncia un tradicional dicho gallego. Algo debe de haber todavía de cierto, porque, a pesar de ser una de las ciudades de mayor pujanza económica del país, al coruñés siempre le ha gustado salir, tapear, comprar y divertirse. Al finalizar el trabajo, sus habitantes toman la calle. Esta manifestación popular reivindica el paseo diario, el saludo al conocido, el placer de la existencia. La peatonal calle Real es la principal zona de tiendas, mientras que en sus alrededores se encuentra la tradicional zona de tapas. Conocida como la calle de los vinos, son en realidad tres calles: Galera, Olmos y Estrella. Invariablemente el vino degustado en tazas de porcelana blanca es el ribeiro y los innumerables manjares expuestos no dejan indiferente a nadie: pulpo a feira, empanadas, mariscos de concha, sabrosas tortillas de patatas o cigalas que concentran todo el sabor del mar. Un sabor que nos devuelve al océano, ese azur heráldico que inunda todos los sentidos, santo y seña de A Coruña".


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